diciembre 20, 2010

Por los recuerdos que siempre seran eternos, vengan de quien vengan




Ayer dando la vuelta por Av. Juarez me acorde de tí. Y más cuando mi camino dio con una persona que vendía esencias y que me llevo a recordar el primer regalo tuyo: un adorno aromatico

Han pasado más de siete años; siete años en los cuales jamás volví a saber de ti, si fuiste feliz, si lo intentaste, o simplemente que fue de ti.

Recuerdo esas caminatas sin final; los espacios perdidos en las estaciones del metro; las noches de interminables charlas en cuartos de hotel baratos; y al final, una llamada para decir buenas noches, que descanses y gracias por este día.

Réviví esa tarde que te conocí y que era la primera vez que me sentía atraido fisicamente por alguien; y también esos jugueteos/toqueteos en algún parque o en mi casa, o hasta en el bar... con tal de hacerme sentir único a tu lado, y no salir a buscar a alguien más.

Y también me remonte a la Alameda; el último lugar donde te ví y te dije que no quería saber más de ti. Donde me pediste perdón de mil y un formas y que solo me limite a decirte lo que eras, lo que odiaba de ti y la forma en como me habías acabado.

La tarde de ayer fue especial. Hubo una mezcla en el aire que me hizo suspirar un momento y pensar en ti. Creer que aún y que no tengo ni puta idea de lo que sea de tu via estas más que bien, contenta, feliz... como siempre lo deseaste.

Como al final de esa tarde te lo dije: intenta ser feliz, yo lo soy ahora sin ti.

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