enero 18, 2009

Cuento sin Fin


Ella, bajo la sombra de una corniza y creyendo que es tiempo de esa despedida.

El, impaciente cree que pasara lo mismo de cada noche durante los últimos cinco meses: una despedida, y la promesa de avisar cuando llegue a casa, no más.

Pero hoy es distinto, hay cierta complicidad entre ambos. No pueden estar equivocados.

Las miradas cruzan y una otra vez, con una profunda sensación de tranquilidad.

Las caricias son más cercanas, más sólidas; más excitantes.

Los sentidos se distraen con facilidad, pero se agudizan solo de escucharse reir.

Es el momento perfecto, solo basta un paso... uno solo.

















Y al final, ella solo se limita a decir gracias.

Esta escrito, y no hay vuelta atrás.

2 comentarios:

Diablorama dijo...

me recordo a cuando corte con mi ex vieja, ya ni me acordaba de esa vieja jajaja

Bruja dijo...

tantas pero taantas posibilidades.